14 de agosto de 2016

Der Metzgermeister.

La verdad sea dicha este titulo en alemán tiene mayor impacto dramático y bien pronunciado suena mucho más siniestro que "El Maestro Carnicero", que es lo que vendría a ser en español. A aquellos que les de morbo el tema de asesinos peculiares o a quienes sean un poco versados en el Metal Industrial musicalmente hablando, les sonará en nombre de Armin Meiwes. Solo es un dato que me vino a la cabeza cuando comencé a forjar este tipo de herramientas, a las que nombro así cariñosamente. Está será una entrada genérica y simple sobre hago que he estado haciendo últimamente, de manera serial.....

El año pasado hice un hacha de carnicero a petición de un querido amigo que deseaba regalarla a un amigo suyo cuya profesión requiere el uso de esta herramienta, me puse manos a la obra y salió esto: 



No quedó tan mal, la hice bastante espartana asumiendo que la usaría para trabajar, aunque según me han contado la tiene guardada y no deja que le de ni el aire cual reliquia de santo.

Seguí haciendo hachas de carnicero por varios motivos a saber:

-Me gustan. Además con cada una me doy cuenta de cosillas que quiero mejorar en la siguiente.

-Son sencillas de hacer. Los pasos a seguir son pocos y bastante simples de modo que no exigen nada especial y sus avances pueden hacerse a ratos entre otras cosas más complejas, aunque sencillo no significa fácil pues es un tocho de acero de volumen importante que necesita de un igualmente importante volumen de trabajo.

-Se venden muy bien. Por alguna razón que no logro entender parece que a la gente le gustan mucho y están propensos a desprenderse de sus preciosos dineros por una, mucho más que por cuchillos de otras tipologías.

Esencialmente una hachuela así es simple como la tabla del uno. Es como un lienzo donde, ejecutando pulcramente las técnicas básicas permite obtener un resultado muy digno y un útil ejercicio de las mismas en el proceso, me parece que algo así es un proyecto más que interesante para el neófito en cuchillería.

Partamos con el material. Nuestra decadente época post-industrial nos prodiga acero usado a manos llenas, uno de los más abundantes y accesibles en casi cualquier rincón del mundo son los muelles de amortiguación de vehículos automotores de todo tipo y medida. El acero de ballestas de automóvil casi, casi siempre es acero SAE 5160, pero también existen en SAE 9260 sobre todo en vehículos con varias décadas de antigüedad, dos viejos conocidos, muy fácil de trabajar el primero y algo caprichudo el segundo, pero de rendimiento un poco superior. Recomiendo encomiablemente la lectura de este artículo del maestro Leonardo Daneluz.

Haré solo un resumen de como hago una de estas, también debo mencionar que no se trata de la misma hacha en todas las fotos, pero al cabo son iguales los pasos iguales para todas. Comienzo con un muelle de camioneta bien gordo que ya es prácticamente varias hachuelas prefabricadas, lo corto con el esmeril o radial usando un disco fino, sacando una una forma que ya perfila una hachuela:




Voy a la fragua y enderezo bien su natural curvatura.

 Y comienzo a bajar el filo a golpes, con esto extiendo un poco la hoja, la adelgazo y le confiero una leve curva que me encanta, también ayudado de un punzón hago en caliente los agujeros para los remaches de las cachas y el característico hoyo al final de la hoja que servirá para colgar la herramienta.


En este vídeo la temperatura del acero es suficientemente alta como para trabajar, el color se pierde muy rápido por estar bajo la luz directa del sol.




Ya con una forma más o menos definida utilizo el esmeril para adecentar un poco la silueta y las superficies.


Ahora, usando una piedra de afilar barata de carburo de silicio y abundante agua comienzo a rectificar las caras de la hoja buscando dejarlas lo más rectas posible, también en este punto usando una lima y la piedra ya comienzo a insinuar el filo, que será convexo.


Con la geometría ya perfilada normalizo la hoja y luego la templo en aceite usado de automóvil, perfecto para el acero 5160, luego del templado hago el revenido en la misma fragua hasta llegar al color azulado.



Ahora ya puedo comenzar a pulir, piedra otra vez, de forma exhaustiva y paranoica hasta eliminar cualquier depresión o bulto en las caras de la hoja, que quede recta recta. Esta es la manera en que realmente aprendí y estoy aprendiendo a ser preciso y delicado al forjar: compadeciéndome de mi mismo cuando tenía que emparejar a mano hojas parecidas a la superficie de la luna.



Y ya puedo pasar a la lija, he hablado antes sobre el pulido a espejo, no hay secretos; la clasica sucesión de lijas de agua 120, 220, 320, 360, 400, 600, 800, 1000, 1500 y 2000 alternando el sentido del lijado 90º entre grano y grano, para lijar apoyo la lija contra una tablilla de madera bien recta metiendo entre lija y madera un trocito de fomi o goma eva. La superficie de la hoja la lubrico con un poco de aceite 3 en 1 que es el que tengo a mano pero otros lubricantes como el WD40 sirven igual. Los primeros granos cuestan trabajo y requieren algo de necedad, pero a partir del 400 todo fluye muy rápido.



Tampoco es obligado llegar al espejo, a mi me gusta así. A parte de la estética he comprobado que las hojas bien pulidas a espejo son muy resistentes a la corrosión por si mismas en el uso rudo, evidentemente aparecerán rayones con el uso y los reafilados pero es parte de una herramienta. Deteniéndose en el 400 ya se puede lograr un satinado muy bonito, o incluso mucho antes si uno se decanta por un proyecto rudo y excesivamente pragmático.

A partir de aquí sigue ponerle cachas de alguna madera dura y bonita, afilar, y detalles varios.





He estado haciendo algunos embellecimientos simples como trabajitos de lima en la espiga que luego relleno con resina epoxíca al pegar las cachas, es simple pero queda muy bien.





Y de hacer electrograbados en las hojas usando claro, temas que tengan que ver con la carne. Es muy fácil pero creo que las posibilidades de la electricidad se me están acabando y es hora de explorar el tradicional ácido.



Pero de esto hablaremos luego porque apenas lo estoy practicando y de todos modos vienen más hachuelas y algo hay que poner en el blog. Me voy a preparar un café para regar la panza ya que, durante la redacción de esta entrada me di un atracón de galletas bastante fuerte porque carezco del más mínimo atisbo de autocontrol.

Nos leemos pronto.